Ricardo García

 

 

Del 28 de Marzo al 7 de Abril de 2022

Basílica di San Celso 

 

Introducción por LAQ – lartquotidien

Uno de los cuatro artistas del Pabellón de Venezuela en la 58 Bienal de Venecia, Ricardo García presenta por primera vez en Milán obras recientes que se enfocan en temas humanitarios como el drama de los niños soldados. En exposición se presentan unas 15 obras sobre papel en tres formatos: seis de gran y medio formato y nueve bocetos que denuncian el horror de la guerra y el peligro de pérdida de los derechos esenciales del niño recogidos en la «Convención de los Derechos del Niño». realizada por Unicef el 20 de noviembre de 1989.

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La obra de Ricardo García presenta dos cuestiones: la guerra y las infancias, dos palabras que juntas en el papel resuenan inquietantes y en la imagen resultan arrolladoras. Entrelazadas en cada retrato, convocan a reconocer la presencia de una historia única e irrepetible, se trata de la vida de un niño, de una niña, indefensos ante el horror. 

Ricardo nos enseña a Kamal, y en Kamal reconocemos la vulneración de los derechos de todas las infancias. 

 

Estamos siendo testigos de un modo de representar intencionalmente trascendente, se representa lo individual, aquello que en cada rostro presiona para escaparse de los discursos normalizadores de la narrativa hegemónica. Esto es la guerra, la anulación total y absoluta de la identidad, la erradicación de las diferencias que se configuran en la niñez. 

La serie Tránsito al 9no círculo trata sobre las consecuencias de los desplazamientos forzados provocados por los conflictos bélicos y los desastres naturales, haciendo hincapié en la situación de los infantes que son reclutados para el combate. Los registros fotográficos realizados en África, Colombia, Venezuela, Haití, Medio Oriente, entre otros lugares, son utilizados como referencia. Forman parte de un ejercicio de recopilación y resignificación de datos visuales que García llamará cartografía pictórica, en el que también se ponen en diálogo texturas y paisajes de otras fuentes. 

El título da cuenta del paralelismo entre la condena que sufren los migrantes como nómades perpetuos y El Infierno de la Divina Comedia de Dante Alighieri, en referencia al descenso hacia el noveno círculo de Dante, en compañía de Virgilio, último círculo en el que se encuentra Judas entre los dientes de Lucifer.

La producción artística de Ricardo García es de un compromiso inalterable con las preguntas incómodas y dolorosas latentes en un mundo cada vez más violento y hostil. Desde 2011, con la muestra Dante soy yo, establece como línea conceptual un manifiesto que señala el modo en que la humanidad sufre una bestialización constante. Mutamos de humanos a bestias para poder adaptarnos dentro de un sistema opresivo que anula nuestra razón, herramienta fundamental para defendernos del devenir monstruoso. En la Bienal de Venecia de 2019, cuatro lienzos monumentales exhibían en la escena internacional el proceso de bestialización, ese mismo año comienza el proyecto de los niños soldados, estrechamente relacionado con las propuestas que lo precedían. Las investigaciones para la serie aportaron datos escalofriantes: Unicef denunciaba más de trescientos mil niños y niñas considerados soldados para ese entonces.  

Según la organización española Save the Children, uno de cada diez niños es obligado a abandonar sus hogares huyendo de la guerra en Yemen. Imposible pensar hace meses atrás, que la acción artística que visibilizaba estas situaciones iba a encontrar resonancia en el estallido de la guerra en Ucrania, en la expansión de la violencia antes que en la erradicación inminente de los conflictos bélicos. Entre la desesperación y el desconcierto Transito al 9no círculo cobra inevitablemente nuevos sentidos.

Así también, la función que cumple Ricardo García se vuelve aún más urgente y necesaria. Con su eximio trabajo como pintor académico, con su estudio constante de la técnica del dibujo, con su defensa del oficio, en definitiva, con el arte como herramienta de transformación, nos enfrenta con lo humano. Pone en primer lugar esa realidad que no vemos, ni queremos ver, a la que ahora, en esta sala, es imposible escapar. 

 

Acercarse a la obra de Ricardo García implica todo esto. Implica, sin dudas, implica. Sensorialmente, intelectualmente y corporalmente. 

Ahora, debemos arriesgar un movimiento propio. Tal vez, el movimiento que debemos hacer es un gesto en reversa, hacia atrás, un paso atrás. Ese paso que debemos dar para enfrentarnos con las obras y entonces decidir el paso hacia adelante que daremos para recuperar el sentido de la humanidad, las historias mínimas, rescatar entre tanta información a Kamal, a su niñez perdida y reconstruirla.  

El desafío es total, la representación hoy es necesaria para que algún día ya no tenga sentido, ese día en que cada niño y cada niña se apropien de su identidad y sus cuerpos bestializados se liberen proclamando un estatus sagrado de la inocencia, en un contrato universal. 

 

Celina Pérez Blanco, 2022.

 

 

English version

 

Ricardo García’s work introduces two subjects: war and childhood, two words that on paper sound disquieting and are visually overwhelming. Intertwined in each portrait, they ask us to recognize the presence of a unique story; that of the life of a child helpless in the face of horror. 

Ricardo introduces us to Kamal, and in Kamal, we perceive the violation of rights in every childhood. 

 

We are witnessing a form of representation intentionally transcendent, where the individual essence is being portrayed, that which pushes to escape the normalized dominant narratives. That is war, the total annihilation of personal identity, the eradication of childhood’s very own constructions. 

The series Tránsito al 9no círculo focuses on the consequences of forced emigrations caused by warfare hostilities and natural disasters, emphasizing the dire circumstances of those children recruited to join the army. Photographic records procured around the world in places such as Africa, Colombia, Venezuela, Haiti and the Middle East, are used as reference. This is part of an exercise to compile and alter visual data, which García names Pictorial Cartography, where other sources’ textures and landscapes are also utilized as part of the piece. 

The title references the parallel between the condemnation the migrants suffer as perpetual nomads, and Dante Alighieri’s Inferno, where Dante, accompanied by Virgil, descends into the ninth and final circle of Hell, encountering Judas between Lucifer’s teeth.

Ricardo García’s artistic production is one of unalterable commitment to the uncomfortable and painful questions latent in an increasingly violent and hostile world. Since 2011, with the exhibition Dante soy yo, he establishes a manifesto that conceptualizes how humanity suffers a constant bestialization. We mutate from humans to beasts in order to adapt within an oppressive system that clouds our reasoning, a fundamental tool used to prevent our impending monstrosity.  In 2019’s Venice Biennale, four monumental canvases displayed the process of bestialization to the international scene. That same year begins a project about child soldiers, closely related to Garcia’s previous work. The investigation for the series yielded chilling results: Unicef denounced that over three hundred thousand children were considered child soldiers up until that point. 

According to Spanish organization Save the Children, one in every ten children is forced to abandon their home thanks to war in Yemen. Months ago, it was impossible to think that these works of art that showcased such situations, would find common ground with the outbreak of war in Ukraine, signaling an increase in violence, instead of the eradication of warfare hostilities. Between desperation and bewilderment, Tránsito al 9no círculo, inevitably takes on new meanings.

Thus, the role Ricardo García plays becomes more urgent and necessary. With his distinguished work as an academic painter, constant study of drawing techniques, staunch support of the trade, in short, with art as a transformative tool, he confronts us with the nature of humanity. He shows us that reality we don’t normally see, that we don’t wish to see, that now, in this room, is suddenly inescapable. 

To approach Ricardo García’s work involves all that and more. Visually, intellectually and bodily, it involves us.

Now, we must risk to act ourselves. Maybe, the action we must take is a reverse gesture, backwards, a step back. That step we must take to confront the artwork, and then decide our next step forward in order to reclaim our sense of humanity, of small stories, to rescue Kamal and his lost childhood from a sea of information, and to finally rebuild it.

The challenge is daunting; today’s representation is necessary so one day it can become obsolete, so one day every child can restore their identity, so their bestialized bodies can find freedom and proclaim their innocence as a sacred status, in a universal pledge.

 

 Celina Pérez Blanco, 2022

Born in Caracas Venezuela on November 27 in 1975.

In 1997 started his painting studies with Maestro Félix Perdomo at the School of Visual Arts Cristóbal Rojas in Caracas. From there develops a work in the field of figuration with light and composition as a priority, impreged of great drama and strength.

 

Illustrated for the prestigious Santillana Publishing Group various publications since 2008: “The crow and the flower”, “Miguel Luna against the aliens», “Miguel Luna against the beast of the forest”, “The cardboard island” and “Do not disturb” between others. Since 2013, at the art workshops of the Simón Rodríguez University CECOARTES -­‐ UNESR, carried out his research in the field of engraving.

 

In 2018 did an artistic residency at the Museo Alejandro Otero (MAO), in the city of Caracas, where worked on his drawings of monumental dimensions ¨Las Demoníacas¨.

He has made solo exhibitions in the most important museums of his country such as: Museo de Bellas Artes, Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Museo de Arte Coro and currently represents Venezuela in the prestigious 58th Venice Art Biennial in 2019.

Represented in the collection Museum of Contemporary Art -­‐ Foundation of National Museums (FMN).

 

 

ricardogarciaart.com